sábado, 8 de septiembre de 2012

El Secreto de Wanderley el Camarero


El secreto de Wanderley el camarero…

Una mañana de Julio, como todos esos días fríos y oscuros, se encontraba Doña Carlotta en la habitación de su casa tejiendo como era costumbre en ella. Sus pies apoyados en aquel resorte de madera que colgaba como si fuera una gran reposera apunto de destruirse, y sus pequeñas manos sosteniendo esa gran prenda que hace días intentaba realizar para su amigo Wanderley, aquel camarero que había conocido hacía dos años en un viaje a Europa que había realizado. Un viaje que ella recordaría para toda su vida. Pero su vejez le impedía realizar aquel tejido ya que sus manos no le respondían. Por lo cual ella exclamaba:- ¡Ay de mí! ya mis años me han tomado y el dolor en mis manos no me dejan trabajar, yo que tanto quiero hacerle el regalo a mi viejo amigo Wanderley.
Mientras ésta decía dichas palabras su hija Ines se asomó por la ventana y golpeándola le dice: - madre ábreme la puerta que el frío me está calando los huesos. – qué haces con este frío hija mía- Respondió Carlotta.
-       Vengo a verte mamá ya tus años no te permiten hacer muchas cosas por lo que pensé que no tendrías leña en la estufa.

Sin pensarlo, Carlotta aceptó la ayuda de su hija, quien con el correr de los días veía como su madre se iba desvaneciendo lentamente . Pues sus años ya traían serias consecuencias.  Al caer la noche, Carlotta decidió ir a dormir ya que su trabajo no tenía grandes logros, pero no se resignaba a que antes de terminar el Otoño pudiera tener realizado ese tan anhelado buzo para su viejo amigo.
            Al día siguiente despertó pensando en que la lana no le alcanzaría para terminar la prenda y decidió dirigirse a la tienda donde hacía muchos años compraba todos los materiales para realizar lo que más le gustaba: tejer. Esa mañana le pidió a Luis Alberto un viejo taxista de su barrio que la llevará al centro, pues su vejez no permitía que caminará más de dos cuadras sin cansarse… Cada minuto a pie era una tortura para Carlotta y a veces hasta sentía que se desorientaba en su propia ciudad…
            Al salir de su casa, Luis Alberto esperando en su coche le dijó: - Doña Carlotta ¿Cómo está?, la noto algo pálida..
            Ella con un fuerte suspiró respondió: estoy bien, un poco cansada, pero los años no vienen solos murmuró….
Pero el buen taxista ayudó a Carlotta a subir y la llevó hacia la tienda.
Mientras iban en el vieja Luis Alberto comenzó hablar con su vieja clienta, - Cómo ha estado doña carlotta? – ahí vamos respondió. Este cruel invierno me ha tratado muy mal.
-       La verdad que ha sido muy duro; yo que paso las noches en este taxi he visto varias heladas caer. –me imagino, respondió Carlotta que miraba por la ventana deseosa de llegar a la tienda.
A los 5 minutos el taxista le dijo: - hemos llegado señora; son 50 pesos. Carlotta le dio el dinero y sonriendo le dijo: espero tengas un buen día hijo.
            Al cruzar la calle, se dirigió a esa tienda que tanto quería, ese lugar que tan buenos recuerdos de su juventud le traía..
Al ingresar allí, se encontró con su vieja amiga Casilda quien estaba hablando con el dueño de la tienda acerca de un posible premio que se daría a un cliente por la celebración del centenario del lugar…
 Doña Carlotta no muy motivada como otros años, le preguntó.. Casilda tu sábes que yo ya no estoy para esos hermosos viajes que regala “La Chilindra”, pues de salir favorecida se lo regalaría a mi hija Ines..
            Casilda sorprendida ante las pocas palabras de su amiga, le dijo: Tú…… mi vieja amiga Carlotta, no estás interesada en ese fabuloso viaje… sabiendo que hace unos años tuviste la suerte de ganarte uno.
            Pues sí, sería fantástico, solo que mi vida ya no es la misma, eso ya no es para mí. Casilda quedó pensando en aquella aventura que Carlotta había vivido, y recordó que ese viaje había marcado para siempre a Carlotta, pero inmediatamente se dio cuenta que la memoria de su amiga ya no era la misma, pues no recordaba que con ese premio que había ganado, conoció a su gran amigo Wenderley, de quien en un momento creyó estar enamorada…
Carlotta compró su lana y abrazó a su amiga y partiendo dijo: espero verte de nuevo querida amiga. También yo respondió su amiga Casilda.
Al llegar a su casa Carlotta comenzó a sacar la lana de la bolsa que el comerciante gentilmente le había dado, pero para sorpresa de ella había una lana diferente a todas las que había visto en los años que ella compraba allí. El color de aquella lana era único y también perfumada tanto que una vez acercada a su nariz suspiró: - que hermoso aroma!!! Cerró sus ojos y nuevamente inhaló aquel perfume que  la llevó a recordar momentos inolvidables entre ellos como había conocido a Wanderley.
            Por un instante creyó que su vida regresaba a ese verano, donde por primera vez había sentido el aroma del amor… Esa lana la llevó a recordar esas vacaciones inolvidables, ese momento que guardaría en sus recuerdos hasta el día de su muerte. Inmediatamente con sus ojos llenos de lágrimas, y sus manos temblorosas, exclamó entre sí.. Ahora más que nunca debó continuar con este tejido que tanto me llena de recuerdos..
            Pero en un breve instante pensó: ¿Cómo encontraré a Wenderley, si apenas recuerdo donde vivo, y en ese viaje fui la único que lo conoció?, cómo saber luego de tantos años dónde vive. A pesar de la intriga continuó con su gran obra, pues una fuerza interna la motivaba más y más a continuar con ella.
            Luego mirando hacía la cabecera de su cama, vio una agenda que la llevó a pensar en aquella donde había anotado algunos datos de su gran amigo.
Pero de algo no se daba cuenta… Esa agenda era la que su hija le había regalado el cumpleaños pasado para que anotase todos los teléfonos de sus amigos y familiares, pues temía que a su madre le pasara algo... Ese pequeño libro, con hojas enumeradas y cargadas de tantos buenos momentos, había caído al mar ese día en que Carlotta regresaba de su viaje, ese viaje tan emocionante que la marcaría para toda su vida…
Entonces comenzó a llorar y dijo: de qué me sirve hacer regalos todos los años y tejer los más lindos buzos si solo he archivado en mi viejo ropero sin tener noticias de mi amigo, mi amor, mi querido wanderley.
Y mientras tejía miraba el fuego arder de su estufa… y en un suspiro se quedó profundamente dormida.
Carlotta! Carlotta, amor aquí estoy…
            Perdidamente atrapada en su sueño, sin notarlo, Carlotta revivió esos momentos y hasta creyó tener una vida armada frente a esa persona que tanto quiso, quiere y querrá…
            Ante ese fuerte susurro de su enamorado, respondió: Wanderley, dónde estás?, te necesito, sigamos juntos con este destino que nos tocó vivir… Desolada en su sueño, creyendo que lo estaba viviendo él le dijo: claro, así será, en tus ojos conocí el amor y la vida la tendremos juntos como los dos deseamos…
            La noche pasaba y Carlotta seguía atrapada en un sueño tan real, tan mágico del cual no quisiera despertar jamás..
            Pero la mañana se acercaba y Carlotta despertaría al fin, llorando desconsoladamente al saber que todo no había sido más que un hermoso sueño.
            Pero.. algo extraño había sucedido en su casa esa noche inolvidable. No necesitaba tener su memoria como antes para darse cuenta que algo en su casa había cambiado…
En la cocina se sentía ruido… y el aroma de un rico guisado se deslizaba por toda la casa. Pero quién será- se preguntó Doña Carlotta. Será Ines que otra vez vino a visitarme. Poco a poco comenzó a caminar mientras se tomaba de las paredes, pues sus piernas doloridas no le dejaban caminar.
Al fin llegó hasta la puerta de la cocina un hombre canoso estaba de espalda a ella; señor le preguntó… qué hace usted en mi casa
-       Mujer- le respondió, ¿no me conoces?
-       No. 
-       Soy yo, Wanderley, tu marido. Ven que te llevaré a la cama, mientras pensaba :pobre mi amada esposa su mente esta muy débil y no la deja reconocerme.
Carlotta no recordaba la imagen de ese viejo hombre, pues hacía muchos años que había desaparecido de su vida, solo los recuerdos la mantenían perdidamente enamorada de él.
Al llevarla a la cama, se asomó a la ventana y miró esa hermosa playa que había enfrente a la casa, tomó la silla y allí perduró mientras Carlotta muy asustada pero tranquila intentaba reconocer a ese hombre, que parecía tener algo en su voz que no generaba reacción alguna en ella.
            Los minutos pasaban y ella seguía perdida en su mirada, pues creía saber quien era pero su mente no la dejaba distinguir. Cada día su enfermedad se volvía más y más aguda. Apenas reconocía a su hija, pues de a poco su vida de perdía, pero ella no perdía la esperanza de que su hombre apareciera, más ahora que intentaba identificar esa fuerte mirada de Wenderley que a su parecer podría hacerle recordarlo y aceptar que estaba frente a él….
Señor le dijo, ha visto usted a un hombre llamado Wanderley. Pues hace mucho tiempo que le busco y no lo he hallado. Sabe, el otro dia soñé con él, sentía que me llamaba, fue tan lindo poder oir su voz. Al escuchar aquellas palabras Wanderley suspiró y una lágrima corrió por su mejilla. Carlotta él esta más cerca de lo que tu piensas. Ella lo miró y simplemente sonrió y cayó nuevamente en un sueño profundo. Al ver aquello Wanderley corrió hacia el teléfono y llamó al médico., -Alo doctor por favor puede venir urgente a mi casa, mi mujer se muere. Al mismo instante que corta el teléfono rápidamente llama a su hija Inés.
Pasan unos 15 minutos cuando todos están alrededor de la cama, el doctor dice, lo siento señores solo queda esperar…
Inés al oír aquellas palabras se abrazó de su padre y comenzó a llorar. –tranquila hija todo saldrá bien respondió Wanderley, confiemos en Dios el tiene el control de nuestras vidas. – lo sé padre pero es tan difícil ver a mamá así que no quiero pensar vivir sin ella.
            Los minutos pasaban como un pequeño reloj de arena en el que jamás llegaba un fin.. Pero tras varias horas de agonía, después de fuertes quejidos frente a su almohada, en un instante todo terminó, parecía ser que su dolor aliviaba, pues no se sentía mas que el augurio de ese reloj transcurriendo los minutos. Había quedado todo tan silencioso que hasta pareció desprenderse una sonrisa de la boca de Inés.
            Pero la alegría pronto acabaría, pues su madre había muerto al fin. No había solución. El destino la tomó por completo. Inés llorando desconsoladamente recordó que su madre tenía la ilusión de que si ella no volvía a ver a su amado, ella le entregaría esa carta que con tanto amor había escrito antes de morir.
            Era tan fuerte el contenido de esa carta que no había comenzado a leerla cuando su desconsuelo volvía a atraparla…
Wanderley se sentó frente a la boca de la estufa y mientras escuchaba a su hija leer la carta una sonrisa se le dibujaba en su rostro, que alegría tan inmensa su amada esposa lo recordaba y aun así cuando él la veía atareada en su inmensa imaginación como tejiendo esos tejidos imaginarios eran para él; ella siempre pensó en el aun en su mundo de fantasía. Cuán grande amor tenia tu madre por mi- respondió Wanderley al terminar de escuchar leer a su hija.
-Así es papá, mamá te amaba mucho.
Los años han pasado y wanderley continua recordando a su gran amor.
Su hija Inés está embarazada de una niña que le pondrá el nombre de su mamá. Esta familia es un legado que Carlotta dejo antes de marcharse. Con sus valores y su amor construyo todo esto.



Néstor Pose

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