El secreto de Wanderley el camarero…
Una mañana de Julio, como todos esos días fríos y
oscuros, se encontraba Doña Carlotta en la habitación de su casa tejiendo como
era costumbre en ella. Sus pies apoyados en aquel resorte de madera que colgaba
como si fuera una gran reposera apunto de destruirse, y sus pequeñas manos
sosteniendo esa gran prenda que hace días intentaba realizar para su amigo
Wanderley, aquel camarero que había conocido hacía dos años en un viaje a
Europa que había realizado. Un viaje que ella recordaría para toda su vida.
Pero su vejez le impedía realizar aquel tejido ya que sus manos no le
respondían. Por lo cual ella exclamaba:- ¡Ay de mí! ya mis años me han tomado y
el dolor en mis manos no me dejan trabajar, yo que tanto quiero hacerle el
regalo a mi viejo amigo Wanderley.
Mientras ésta decía dichas palabras su hija Ines se
asomó por la ventana y golpeándola le dice: - madre ábreme la puerta que el
frío me está calando los huesos. – qué haces con este frío hija mía- Respondió
Carlotta.
-
Vengo a verte mamá ya tus años no te permiten hacer muchas cosas por lo que pensé que no tendrías
leña en la estufa.
Sin pensarlo, Carlotta aceptó
la ayuda de su hija, quien con el correr de los días veía como su madre se iba
desvaneciendo lentamente . Pues sus años ya traían serias consecuencias. Al caer la noche, Carlotta decidió ir a
dormir ya que su trabajo no tenía grandes logros, pero no se resignaba a que
antes de terminar el Otoño pudiera tener realizado ese tan anhelado buzo para
su viejo amigo.
Al día siguiente despertó pensando en que la lana no le
alcanzaría para terminar la prenda y decidió dirigirse a la tienda donde hacía
muchos años compraba todos los materiales para realizar lo que más le gustaba:
tejer. Esa mañana le pidió a Luis Alberto un viejo taxista de su barrio que la
llevará al centro, pues su vejez no permitía que caminará más de dos cuadras
sin cansarse… Cada minuto a pie era una tortura para Carlotta y a veces hasta
sentía que se desorientaba en su propia ciudad…
Al salir de su casa, Luis Alberto esperando en su coche
le dijó: - Doña Carlotta ¿Cómo está?, la noto algo pálida..
Ella con un fuerte suspiró respondió: estoy bien, un poco
cansada, pero los años no vienen solos murmuró….
Pero el buen taxista ayudó a
Carlotta a subir y la llevó hacia la tienda.
Mientras iban en el vieja Luis
Alberto comenzó hablar con su vieja clienta, - Cómo ha estado doña carlotta? –
ahí vamos respondió. Este cruel invierno me ha tratado muy mal.
-
La verdad que ha sido muy duro; yo que paso las noches en este taxi he
visto varias heladas caer. –me imagino, respondió Carlotta que miraba por la
ventana deseosa de llegar a la tienda.
A los 5 minutos el taxista le dijo:
- hemos llegado señora; son 50 pesos. Carlotta le dio el dinero y sonriendo le
dijo: espero tengas un buen día hijo.
Al cruzar la calle, se dirigió a esa tienda que tanto
quería, ese lugar que tan buenos recuerdos de su juventud le traía..
Al ingresar allí, se encontró
con su vieja amiga Casilda quien estaba hablando con el dueño de la tienda
acerca de un posible premio que se daría a un cliente por la celebración del
centenario del lugar…
Doña Carlotta no muy motivada como otros años,
le preguntó.. Casilda tu sábes que yo ya no estoy para esos hermosos viajes que
regala “La Chilindra”, pues de salir favorecida se lo regalaría a mi hija
Ines..
Casilda sorprendida ante las pocas palabras de su amiga,
le dijo: Tú…… mi vieja amiga Carlotta, no estás interesada en ese fabuloso
viaje… sabiendo que hace unos años tuviste la suerte de ganarte uno.
Pues sí, sería fantástico, solo que mi vida ya no es la
misma, eso ya no es para mí. Casilda quedó pensando en aquella aventura que
Carlotta había vivido, y recordó que ese viaje había marcado para siempre a
Carlotta, pero inmediatamente se dio cuenta que la memoria de su amiga ya no
era la misma, pues no recordaba que con ese premio que había ganado, conoció a
su gran amigo Wenderley, de quien en un momento creyó estar enamorada…
Carlotta compró su lana y
abrazó a su amiga y partiendo dijo: espero verte de nuevo querida amiga.
También yo respondió su amiga Casilda.
Al llegar a su casa Carlotta
comenzó a sacar la lana de la bolsa que el comerciante gentilmente le había
dado, pero para sorpresa de ella había una lana diferente a todas las que había
visto en los años que ella compraba allí. El color de aquella lana era único y
también perfumada tanto que una vez acercada a su nariz suspiró: - que hermoso
aroma!!! Cerró sus ojos y nuevamente inhaló aquel perfume que la llevó a recordar momentos inolvidables
entre ellos como había conocido a Wanderley.
Por un instante creyó que su vida regresaba a ese verano,
donde por primera vez había sentido el aroma del amor… Esa lana la llevó a
recordar esas vacaciones inolvidables, ese momento que guardaría en sus
recuerdos hasta el día de su muerte. Inmediatamente con sus ojos llenos de
lágrimas, y sus manos temblorosas, exclamó entre sí.. Ahora más que nunca debó
continuar con este tejido que tanto me llena de recuerdos..
Pero en un breve instante pensó: ¿Cómo encontraré a
Wenderley, si apenas recuerdo donde vivo, y en ese viaje fui la único que lo
conoció?, cómo saber luego de tantos años dónde vive. A pesar de la intriga
continuó con su gran obra, pues una fuerza interna la motivaba más y más a
continuar con ella.
Luego mirando hacía la cabecera de su cama, vio una
agenda que la llevó a pensar en aquella donde había anotado algunos datos de su
gran amigo.
Pero de algo no se daba cuenta…
Esa agenda era la que su hija le había regalado el cumpleaños pasado para que
anotase todos los teléfonos de sus amigos y familiares, pues temía que a su
madre le pasara algo... Ese pequeño libro, con hojas enumeradas y cargadas de
tantos buenos momentos, había caído al mar ese día en que Carlotta regresaba de
su viaje, ese viaje tan emocionante que la marcaría para toda su vida…
Entonces comenzó a llorar y dijo: de qué me sirve hacer regalos todos los años y tejer los más lindos
buzos si solo he archivado en mi viejo ropero sin tener noticias de mi amigo,
mi amor, mi querido wanderley.
Y mientras tejía miraba el
fuego arder de su estufa… y en un suspiro se quedó profundamente dormida.
Carlotta! Carlotta, amor aquí
estoy…
Perdidamente atrapada en su sueño, sin notarlo, Carlotta
revivió esos momentos y hasta creyó tener una vida armada frente a esa persona
que tanto quiso, quiere y querrá…
Ante ese fuerte susurro de su enamorado, respondió:
Wanderley, dónde estás?, te necesito, sigamos juntos con este destino que nos
tocó vivir… Desolada en su sueño, creyendo que lo estaba viviendo él le dijo:
claro, así será, en tus ojos conocí el amor y la vida la tendremos juntos como
los dos deseamos…
La noche pasaba y Carlotta seguía atrapada en un sueño
tan real, tan mágico del cual no quisiera despertar jamás..
Pero la mañana se acercaba y Carlotta despertaría al fin,
llorando desconsoladamente al saber que todo no había sido más que un hermoso
sueño.
Pero.. algo extraño había sucedido en su casa esa noche
inolvidable. No necesitaba tener su memoria como antes para darse cuenta que
algo en su casa había cambiado…
En la cocina se sentía ruido… y
el aroma de un rico guisado se deslizaba por toda la casa. Pero quién será- se
preguntó Doña Carlotta. Será Ines que otra vez vino a visitarme. Poco a poco
comenzó a caminar mientras se tomaba de las paredes, pues sus piernas doloridas
no le dejaban caminar.
Al fin llegó hasta la puerta de
la cocina un hombre canoso estaba de espalda a ella; señor le preguntó… qué hace usted en mi casa
-
Mujer- le respondió, ¿no me conoces?
- No.
-
Soy yo, Wanderley, tu marido. Ven que te llevaré a la cama,
mientras pensaba :pobre mi amada esposa su mente esta muy débil y no la deja reconocerme.
Carlotta no recordaba la imagen
de ese viejo hombre, pues hacía muchos años que había desaparecido de su vida,
solo los recuerdos la mantenían perdidamente enamorada de él.
Al llevarla a la cama, se asomó a la ventana y miró esa hermosa playa que había enfrente a la casa, tomó la
silla y allí perduró mientras Carlotta muy asustada pero tranquila intentaba
reconocer a ese hombre, que parecía tener algo en su voz que no generaba
reacción alguna en ella.
Los minutos pasaban y ella seguía perdida en su mirada,
pues creía saber quien era pero su mente no la dejaba distinguir. Cada día su
enfermedad se volvía más y más aguda. Apenas reconocía a su hija, pues de a
poco su vida de perdía, pero ella no perdía la esperanza de que su hombre
apareciera, más ahora que intentaba identificar esa fuerte mirada de Wenderley
que a su parecer podría hacerle recordarlo y aceptar que estaba frente a él….
Señor le dijo, ha visto usted a
un hombre llamado Wanderley. Pues hace mucho tiempo que le busco y no lo he
hallado. Sabe, el otro dia soñé con él, sentía que me llamaba, fue tan lindo poder oir
su voz. Al escuchar aquellas palabras Wanderley suspiró y una lágrima corrió
por su mejilla. Carlotta él esta más cerca de lo que tu piensas. Ella lo miró y
simplemente sonrió y cayó nuevamente en un sueño profundo. Al ver aquello
Wanderley corrió hacia el teléfono y llamó al médico., -Alo doctor por favor
puede venir urgente a mi casa, mi mujer se muere. Al mismo instante que corta
el teléfono rápidamente llama a su hija Inés.
Pasan unos 15 minutos cuando
todos están alrededor de la cama, el doctor dice, lo siento señores solo queda
esperar…
Inés al oír aquellas palabras
se abrazó de su padre y comenzó a llorar. –tranquila hija todo saldrá bien
respondió Wanderley, confiemos en Dios el tiene el control de nuestras vidas. –
lo sé padre pero es tan difícil ver a mamá así que no quiero pensar vivir sin
ella.
Los minutos pasaban como un pequeño reloj de arena en el
que jamás llegaba un fin.. Pero tras varias horas de agonía, después de fuertes
quejidos frente a su almohada, en un instante todo terminó, parecía ser que su
dolor aliviaba, pues no se sentía mas que el augurio de ese reloj
transcurriendo los minutos. Había quedado todo tan silencioso que hasta pareció
desprenderse una sonrisa de la boca de Inés.
Pero la alegría pronto acabaría, pues su madre había
muerto al fin. No había solución. El destino la tomó por completo. Inés
llorando desconsoladamente recordó que su madre tenía la ilusión de que si ella
no volvía a ver a su amado, ella le entregaría esa carta que con tanto amor
había escrito antes de morir.
Era tan fuerte el contenido de esa carta que no había
comenzado a leerla cuando su desconsuelo volvía a atraparla…
Wanderley se sentó frente a la
boca de la estufa y mientras escuchaba a su hija leer la carta una sonrisa se
le dibujaba en su rostro, que alegría tan inmensa su amada esposa lo recordaba
y aun así cuando él la veía atareada en su inmensa imaginación como tejiendo
esos tejidos imaginarios eran para él; ella siempre pensó en el aun en su mundo
de fantasía. Cuán grande amor tenia tu madre por mi- respondió Wanderley al
terminar de escuchar leer a su hija.
-Así es papá, mamá te amaba
mucho.
Los años han pasado y wanderley
continua recordando a su gran amor.
Su hija Inés está embarazada de
una niña que le pondrá el nombre de su mamá. Esta familia es un legado que
Carlotta dejo antes de marcharse. Con sus valores y su amor construyo todo esto.
Néstor Pose
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